I.
"Con doce años viví la Guerra Civil,
como todas las guerras, cruel e injusta.
Me pongo a pensar, aunque no me gusta
lo que pasé en aquella contienda vil.
Después, el cuarenta y cinco con el hambre,
comiendo berbajas y trompillos de jara
o esperando "mandauras" que otro dejara
y así desde chico hasta que me hice hombre.
Luego me fui de pastor a los Canforros
trabajando día y noche por un pan de kilo,
para que compre mi madre un real de hilo
y ponga a los calzones, bolsillos con forros.
Coge el borrico, con el serón o las aguaderas,
y vete al pueblo, que te toca hoy la mudá.
Aparejo corriendo y monto sin ninguna duda,
menuda alegría me daba, cuando veía las eras.
Empezaba yo entonces ya, a mi mujer rondar,
se asomaba de pasanteo alguna que otra vecina,
yo aguantaba toda trasnochá tras de la esquina,
había noche que no pillaba ni el agua de fregar.
Por fin me hice novio y hablaba tras la manta,
en San Miguel le compraba las almendras,
se las daba a sus hermanas y se iban tan "telendas",
ya no las veía hasta que llegaba Semana Santa.
Pasaron cuatro o cinco años y nos casa el cura,
venga recoger las primas las jícaras, los platos,
mientras, otras a planchar y colocar los hatos.
Me decían:¡Qué la boda llegue hasta la sepultura!
Llegó la emigración y me fui a Barcelona
donde se trabaja en fábricas como la SEAT
y echas un chorro de horas, que no veas,
aunque dicen allí, que así la bolsa "sona".
Así pasaron los años hasta mi jubilación,
pero hasta el final en trabajo envuelto.
Ahora no trabajo y cobro buen sueldo
y antes trabajando no cobraba ni un jaldón.
II.
El matrimonio se rompe porque así lo quiere Dios.
Toda la vida luchando con trabajo y por amor,
no te tengo a mi lado, mi cuerpo es un clamor
porque te llevaste a uno y no te acordaste de los dos.
No necesito tus besos, ni tampoco tu pasión,
quiero tu compañía, que necesito como el sol,
al que busca cada mañana la planta del girasol.
¿Quién me traerá ahora la pastilla de la tensión?
Estás en el camino al que todos tenemos que ir,
te imagino subiendo despacio hacia el cielo
y yo que tanto te quiero, aquí solo me quedo,
llorando y sufriendo, porque no te puedo seguir.
Cierro la puerta y se me cae la casa encima,
¡qué soledad más grande!
¡qué penar tengo por delante!
porque a la casa de un viudo, nadie se arrima.
Se dice que el que pierde es el que se muere,
es muy fácil dar ánimo y decir eso en el duelo,
pero cuando me quedo solo, no tengo consuelo
y estoy peor que si tuviera el cólico miserere.
Como pasó en el Monte del Calvario,
se reunieron y se repartieron tu ropa,
que ésto para ti y lo otro a mi me toca,
salgo fuera, por no decir un desvarío.
Llegan las fiestas y dicen que es alegría,
en cambio yo, tengo mucha más pena
y como si se tratara de una condena,
cuento uno por uno hasta el final cada día.
Sabemos que la muerte es ley de vida,
nacemos para morir, cuando Dios quiera,
pero nadie queremos que se nos muera,
de nuestra familia la persona más querida.
III.
Malcomiendo toda la vida por dejar herencia,
para dar carrera a alguno de mis cuatro hijos
y tener dineros, en los bancos a plazos fijos,
pero ahora, yo me veo en una residencia.
Dicen que muy buena y además cara,
pero eso...es un cuartel, a cenar a las ocho,
por la mañana, pastilla, leche y el bizcocho,
menos mal que nos dan cosa de cuchara.
Y si no te gusta, van y te ponen a meses,
que si te toca, que si no, todos pendientes,
al final eres un mueble, pero con dientes,
comes y donde te dejan, no te estremeces.
Cuanta pena y soledad nos espera a los viejos,
con lo poco que nos cuesta hablar con ellos,
lo que quieren a sus nietos éstos o aquellos
y tener a sus hijos más bien cerca que lejos.
El tabaco dice que mata, la soledad también,
te van comiendo por dentro, sin darte cuenta
y luego si llegas a los setenta o a los ochenta,
dices: Aún estoy vivo, pués mira que bien.
Ya ni siento ni consiento, ni me entero de "ná",
no puedo comer chorizo, ni nada que tenga sal,
beber un trago de vino, aunque a veces me da igual,
solamente las verduras y la pechuga "empaná".
Se está aproximando el final, ya lo presiento,
tengo un peso en el pecho, se acaba mi vida,
ya me voy a juntarme con mi esposa querida,
porque veo a San Pedro y pierdo el a...li...en...to.
Aunque no tengo próximo entrar en el INSERSO,
quería hacer algo por los mayores y su soledad,
para concienciar mucho más a nuestra sociedad,
por eso escribo el poema, que termina este verso".
Primer premio local de poesía Jorge Manrique 2009.
Sin duda, el mejor de tus poemas. En él hay nostalgia, sensibilidad y muchísimo sentimiento.Un abrazo.
ResponderEliminarK duro es llegar a viejo..
ResponderEliminarÁnimo.
Buenas Antonio, ¡salimos de Málaga y nos metemos en Malagón! Con lo contento que estabas en tu anterior poema y lo jodidos que nos dejas con éste.
ResponderEliminarMe he quedado sorprendido como has descrito la vida de una persona entre alegrías y penas en unas cuantas líneas.
Soy de los que piensan que al final de nuestra vida, aunque no creamos en nada, nos pasarán lista preguntándonos ¿y tú que traes hermano? Y más vale llegar con la mochila llena que vacía por si las moscas. No puede estar en el mismo sitio Teresa de Calcuta que Adolf Hitler, como decía un buen amigo mío.
Gracias por ese hermoso y sentido poema.
Un saludo Miguel Mesa.
Que triste poema y a su vez tan bonito!
ResponderEliminarMe han apasionado sus bellas palabras que muchas de ellas ya ni recordaba.
Gracias por seguir compartiendo tus poemas Antonio.
Un abrazo.
Manuel
Hola Manuel,estoy atosigado,sin poder responder por falta de internet,gracias por tu comentario
EliminarPreciosos versos que hacen de espejo para muchas vidas. Besos
ResponderEliminarQue bonito y triste a la vez Antonio mucho ánimo
ResponderEliminarGracias prima,estoy fenomenal, un abrazo
EliminarPreciosa
ResponderEliminarGracias, Miguel aquí no tenemos escultura, pero si está muy presente en todos los actos culturales, saludos
ResponderEliminarPrecioso!!! Es uno de mis favoritos. Que pena que en muchos casos sea la cruda realidad.
ResponderEliminarSigue escribiendo papá!!!
Cristina
Me gusta con la sensibilidad y el corazón que trataste este poema , porque el tema lo requiere, siempre estará de actualidad, porque todos seremos mayores y probablemente nos tendremos que enfrentar a todo lo que describes. Aunque lo importante, es la actitud con la que lleguemos a esa etapa de nuestra vida.
ResponderEliminarA mí me gustaría morir joven , lo más tarde posible . Oye, si se puede elegir.........
En este poema me inspiré en el hospital de Alcázar de San Juan, había una señora llorando, que le habían dado el alta hacía tres horas antes y los hijos no iban a recogerla, aquéllas lágrimas me llegaron al alma y con ella lo plasmé en el papel. Por lo que dices de morir joven, no podemos elegir, solo esperar que llegue cuando llegue.
ResponderEliminarIncreible!
ResponderEliminarComo bien dices, "cuánta pena y soledad toca pasar cuando te haces mayor" Es tan duro llegar a la vejez..
Este poema es muy hermoso y a su vez muy especial.
Gracias por compartirlo.
Abrazos
Rober
Muchas gracias Rober, cuando se llega a la vejez y llegas a la dependencia hay hijos que que se olvidan de sus padres y se olvidan de cuando fue al revés.
ResponderEliminarUn abrazo
Alucinante!
ResponderEliminarSensible, hermoso y lamento de esos tiempos nos emocionan con sus rimas.
Saludos,
Kepa Olazabal
Perdón por el retraso en responder a su comentario, pero es que no lo he visto hasta hoy, muchas gracias por su comentario y me alegra mucho saber que le ha gustado.
EliminarSaludos
Muy buen poema amigo antonio.
ResponderEliminarEnhorabuena por su merecido premio.
Saludos,
Miri
Perdón por el retraso en responder pero no he visto su comentario hasta hoy, me alegra mucho saber que le guste.
EliminarSaludos amiga Miriam.