Mi abuelo Jesús Maldonado Rubio.
"Como no había deportivas de marcas,
mi padre en vez de echar las siestas,
me ha hecho unas buenas albarcas,
yo como si hubieran llegado las fiestas.
Con calzaderas y nuevos mis peales,
estaba preparado para patalear barro,
donde estaba mi padre, en los Ardales,
hasta que llegaba y me subía en el carro.
Eso durante la temporada de aceituna,
luego después en primavera a escardar,
arrancar lentejas, veíamos salir sol y la luna,
tenía muy pocos años y siempre lo voy a recordar.
Llegó la siega, con antipara y dediles,
manguitos de lona en los brazos,
las mujeres llevaban sus mandiles,
toda la familia a segar garbanzos.
Para todos los que hemos usado albarcas,
teníamos once años, éramos chiquillos,
nos metíamos dentro de las charcas,
igual que si fuésemos cochinillos"
28 de Junio 2017.
Entrañable, como todo lo que haces, como todo lo que escribes. Además eres un afortunado por tener en tus manos, y ahora podérnosla ofrecer, una fotografía de tu abuelo. Y de fondo esa calle empedrada que hoy no existe, como tu abuelo. Has conseguido doblemente traer dos recuerdos unidos en el tiempo. Nos devuelves con ese juego tan hábil de palabras, algunas desconocidas, al pasado que vamos perdiendo. Te empeñas en recuperarlo con la maestría y soltura que les entregas a las palabras. Y a tu abuelo nos lo presentas como ese entrañable testigo de lo que aconteció. Buena compañía hacen los sentimientos cuando se adornan con imágenes de los seres queridos. Un abrazo amigo mío.
ResponderEliminarGracias Rosa por tu comentario, tengo que decir que adoro el presente y espero con valentía ese futuro que me espera, aunque también tengo que decir que añoro ese pasado que he vivido familiarmente, se dice que cualquier tiempo pasado no fue mejor pero eran tiempos difíciles y aunque no había nada la gente se ayudaban unos a otros trabajando mucho, tú de de eso sabes mucho por eso eres incansable, un abrazo
ResponderEliminarAntonio otra vez me as impresionado, y al mismo tiempo me as sacado unos recuerdo de mi padre, el también a un que algo más joven soy yo que tu, lo recuerdo muy bien cuando se las ponía las albarcas y polainas que recuerdos yo de tu abuelo no lo conocí, pero que bonito sacarlo y recordarlo todo Antonio,estará desde donde este muy orgulloso de ti,sigue así, me encanta.
ResponderEliminarMuchas gracias Francisca, hay mucha gente que no recuerda las albarcas, pero sí arrancar lentejas, garbanzos y vendimiar.
EliminarUn abrazo
Buenos días amigo Antonio. Se ha convertido ya en un referente para mi el de cada domingo al abrir el ordenador de mi nieto ir derecho a ver lo que ha escrito, y hoy soy yo al que se le ha escapado una lagrimilla.Creo ver en la fotografía a mi propio abuelo Matías con lo que penó este buen hombre para sacar adelante a sus siete hijos, se quedó viudo con 35 años y nunca mas se quiso casar, quien iba a querer tirar con tan gran familia, aunque antes no era imposible era más corriente de lo que creemos ahora. Su hermana Jacinta le ayudó. Todas esas palabras que usa con esmerado cariño hacen de este poema algo especial para mi, un regreso a los tiempos de antes tan dificiles pero con mucho compañerismo y amor. Un abrazo de Elias.
ResponderEliminarMuchas gracias amigo Elías, puse como título a este blog"memorias de un niño a los sesenta"
EliminarPrecisamente para recordar aquellos tiempos de nuestra niñez sin móvil, sin Arradio, como se decía entonces y con un duro que me daba mi madre para ir al cine.
Había menos tecnología que ahora, pero teníamos más ingenio, hacíamos un camión con una lata de sardinas, en fin eran otros tiempos que nos gusta recordar, un abrazo amigo Elías
Conmemorable poema.
ResponderEliminarRelato de unas vivencias que nos reflejan el valor de las cosas en aquella época.
Qué tiempos tan duros les tocó vivir a nuestros antepasados.
Un abrazo
Luis Molina
Muchas gracias por tu comentario, yo lo que más añoro es la humanidad y el hermanamiento familiar que había entonces, los nuestra generación también pasamos fatigas y trabajábamos de sol a sol por 100 pesetas al día.
ResponderEliminarUn abrazo
Las albarcas que llevaba mi abuelo quedan con su bonito poema bien impresas en mi mente y en las de todos lo que recordamos que aquellos tiempos pasados fueron duros pero también solidarios. No deje nunca de trasmitir con sus palabras el sentimiento de la nostalgia. Un saludo.
ResponderEliminarBuenas tardes Pepa y gracias por tu comentario, las albarcas en esas fechas eran el calzado de la gente de campo y puedo asegurar que eran muy cómodas.
ResponderEliminarComo bien dices eran años duros y difíciles, pero se salió adelante con la familia y vecinos hechos una piña, un saludo
Que bello poema. Se lo dedica a algo tan sencillo como unas albarcas y consigue una poesia grande y llena de recuerdos para nosotros los que ya vamos siendo abuelos. Un abrazo
ResponderEliminarGracias por su comentario, de eso se tratan mis poemas de algo sencillo que al llegar a nuestra memoria lo recordemos como algo importante que vivimos en otros tiempos, un abrazo
ResponderEliminarQue buenos recuerdos me hace usted añorar.
ResponderEliminarMi padre contaba que en épocas de cosechas, aprendio a hacer remiendos a las albarcas, no habían mas pares y no se podía parar de trabajar. Cuando ya no había nada que hacer, seguía trabajando descalzo.
Pese a todo eso, para los que lo han vivido han sido tiempos muy felices.
Gracias por estos bonitos recuerdos.
Saludos,
Manuela
Gracias por su comentario,en los tiempos aquellos (me refiero a los sesenta) no había mucho dinero y muchas menos comodidades,por ejemplo el agua se bebía en botijo porque no había frigoríficos, las televisiones en mi pueblo que era pequeño había nones y no llegaban a tres,los trabajos eran todos a mano y de Sol a Sol, es decir te salía el Sol en el tajo y cuando se iba a poner, se salía andando del sitio donde se estaba segando, saludos
EliminarAntonio, quiero darle la enhorabuena por su magnifico blog.
ResponderEliminarHe visto alguna de sus poesías en facebook, y le felicito.
Le seguiré para no perderme ninguno de sus poemas!
Saludos,
Miri
Gracias y me alegra que te gusten mis poemas, porque muchos no han vivido lo que yo relato en ellos y es más difícil de entender, lo que si trato es de sacar una sonrisa y poner mi corazón y sentimientos, saludos
EliminarBuenas amigo Antonio.
ResponderEliminarDespués de leer tu poema, buscar el significado de algunas palabras y leer y releer los comentarios que te ponen tus admiradores, a mí me queda poco más que decir, bueno tampoco es así, te voy a contar un hecho acecido en Jaén sobre los años 80 y que está relacionado con las albarcas.
Cuenta que unos paisanos de la Guardia de Jaén que habían acabado la faena en el campo, se dijeron por que no se iban a Jaén a conocer un local que habían puesto nuevo en la “Carrera” que se llamaba “El Londo” y de camino se tomaban un “wiski” (“modernuras” de la época). Así lo hicieron y se vinieron a Jaén con lo que tenían puesto, es decir con la ropa de trabajar en el campo ese día y las albacas por calzado.
Al llegar a la puerta del local, le salió al paso un portero bien vestido y le dijo que con ese calzado no podían entrar. El “guardeño” sorprendido le contesto ¡La leche, tanto barro hay en el suelo!
En fin, el relato sigue con más peripecias de los individuos, pero lo dejare para ver si viene al caso ponértelo más adelante en otro comentario.
Ya sabes: “Estar contentos siempre para hacer felices a los demás”. Un abrazo de tu amigo Miguel Mesa
Buenos días amigo Miguel,en los años que situó el relato del poema, teníamos más cerrada la mollera que en los de tu comentario, bueno yo concretamente tenía diez u once años y los que eran mayores de edad tampoco podían derrochar mucho ya que ganaban poco más del pan que se comían.
ResponderEliminarAdemás estaba mal visto que un padre y un hijo fuesen al bar juntos, el comentario tuyo ya es dela democracia y se ganaba más por el jornal.
En cuanto lo que dices al final siempre he querido que los que han estado a mí lado hayan sido felices y ahora con las redes sociales tengo más gente a mí lado que nunca, un abrazo amigo Miguel, ah y ver si nos vemos pronto
Hay que ver como se parece tu padre a tu abuelo y tu a el en lo buenas personas que sois. Sigue con tus poemas que tanto nos gustan abrazo de un paisano que te aprecia.
ResponderEliminarGracias paisano por tu comentario y por el aprecio que nos tienes, yo a mis dos antecesores no les llego ni a la suela de las albarcas,un abrazo paisano
ResponderEliminarAntonio llevo toda la semana buscando lañas para arreglar las albarcas, se me han despegado dos correas.Esta tarde te espero en la era que tenemos que darle la vuelta a la parva. Te dejo que están las gallinas en lo alto de la gavillera. Un abrazo.
ResponderEliminarBuenos días Julián Luis, lañas no me quedan pero sí tachuelas y en la era, ya sabes que una moza casadera, no puede ir sola a la era si su padre no la espera o su novio no la lleva.
ResponderEliminarLa parva no la vamos a volver porque se va mojar, mejor la hacemos cerdones. Un abrazo
Me iba a caminar bien temprano cuando me he dado cuenta de que aun no le había escrito comentario, y es por que me emocioné cuando lei que esta vez eran las albarcas las protagonistas , las que calzaron nuestros abuelos, nuestros padres y yo también de pequeño. Cuanta sencillez hay en sus palabras, cuanto cariño, cuanta nostalgia en su poema y eso que el mundo sigue con avances pero con retrocesos, un pie delante y otro detrás, pero los que guardamos muy a dentro a nuestros mayores siempre seguiremos siendo los mismos. Un abrazo amigo, de Manuel. Mañana espero impaciente su nueva poesia
ResponderEliminarGracias por su comentario, los autores no siempre tienen la suerte de que lo que crean guste, yo parece ser que la tengo de cara y todos mis poemas gustan, porque al ver comentarios como el suyo me emociono, nuevamente gracias y un abrazo
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